Tierra Maldita (Continuación 2)

La gélida noche hacía vislumbrar todas las muertes que se produjeron aquel mortífero día, donde esqueletos cincelados por la mano de un cruel nigromante, caminaban con el sonido tintineante de sus armaduras destrozadas por una cruel batalla de los que pocos sobrevivieron, y los  que lo hicieron hoy yacen bajo tierra. Ninguno hablaba, solo se movían guiados por un hombre de sombrero de pico que con un puño alzado, hizo que todas las criaturas esqueléticas se detuvieran; cayendo alguna de ellas con sus huesos desparramados, por no poder sostener más tiempo su propio peso.

Los esqueletos rodearon al viejo nigromante y este hizo una señal hacia el este, donde el sol empezaba a salir del horizonte.

Berckam e Irhum hicieron un pequeño campamento improvisado con ramas y alguna piel para cubrirse, y descansar sin pasar tanto frío.

.-¿Has escuchado eso Irhum? parece ser el aullido de un lobo-.

.- Si hay lobos por aquí cerca habrá algo que cazar-. Dijo Berckam desperezándose y levantándose del suelo.

.- ¿No pretenderás ir ahora de noche no? Estoy muerto de sueño, no se ve nada y...-.

.- ¿Quieres comer mañana caliente?-. dijo Berckam sacudiéndose la tierra de su ropa de pieles.

Irham le miró serio, se levantó y dijo:
.- Esperemos que no sean los lobos a los que demos caza-.

.- Tranquilo Irham, si no hubiese nada que cazar, mañana te cocinaremos a ti-.

Los lobos aullaron durante el final de aquella noche, y Berckam e Irham siguieron sus aullidos a toda prisa, corriendo entre esos forndosos árboles del bosque, y sorteando piedras, algún tronco caído y ramas que se mostraban como obstáculos ante esa prematura carrera.

Ya oían el fuerte sonido del río que dividía al bosque, y donde supuestamente estos rudos leñadores creían que se encontraban los lobos.